Parshat Tazria Español
Compiled and Edited by Elan Perchik
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Parashat Tazria Print Version |
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Sra. Devorah Stieglitz
El paseo de Shabat
והיה בעור בשרו לנגע צרעת
Y se convertirá en una aflicción tzaraat en la piel de su carne (Vayikra 13: 2)
Maya, nacida en Rusia y criada por sus padres comunistas, lamentablemente creció sin saber que era judía. Como iba a la iglesia con su padre y su madre, tuvo una vida bastante alejada del judaísmo. Sin embargo, cuando Maya cumplió trece años y cayó la Cortina de Hierro, sus padres decidieron mudarse a los Estados Unidos. Al buscar establecerse en Flatbush, una comunidad formada en gran parte por judíos ortodoxos, sus padres esperaban recibir algún apoyo financiero. La vida era difícil y la familia buscaba ayuda comunitaria.
Después de analizar el asunto, se les dijo que, de hecho, tendrían derecho a tal ayuda financiera con una condición: que su hija asistiera a una escuela judía. Los padres aceptaron enviar a Maya al Beth Yaakov de Flatbush, para poder recibir la ayuda que tanto necesitaban para establecerse. .
Cuando Maya comenzó a aprender sobre el judaísmo, instantáneamente sintió una atracción. Tremendamente inspirada e impulsada a aprender más y hacer más, Maya aumentó significativamente su conocimiento de la Torá y el amor de las mitzvot. Recibió ropa modesta de sus amigas, y pronto se parecía a cualquier otra chica religiosa. Complacida con su propio crecimiento espiritual, Maya estaba bastante contenta con la situación de su vida. Pero sus padres no.
Ahora con catorce años y aprendiendo seriamente sobre el judaísmo, sus padres ya no podían manejarlo. Para presionarla para que se abstuviera de sumergirse en el judaísmo, le ofrecieron un ultimátum: si no aligeraba su compromiso con el judaísmo debía salirse de la casa. Las peleas diarias y las rabietas amargaron las vidas de sus padres y Maya ya no estaba comiendo en casa. Y así, debido a los constante conflictos porque la comida no estaba a la altura de un estándar de kashrut, le pidieron a Maya que se fuera definitivamente. Y así lo hizo.
Una tarde de Shabat, mientras Maya se alojaba en la casa de una amiga, decidió que realizaría un acto de jesed y visitaría a una anciana. Sin embargo, cuando comenzó a caminar alegremente por la calle en Flatbush, un conductor cercano perdió el control de su auto y golpeó un poste de luz. Al chocar de frente con el poste de luz, el impacto hizo que el poste se cayera. Pero no aterrizó simplemente en el suelo; se llevó a Maya por delante y cayó sobre su brazo.
Atrapada debajo de un gigantesco poste de luz, Maya tenía un dolor insoportable. Hatzalah inmediatamente se apresuró a la escena y comenzó a atenderla. Hicieron todo lo posible por levantar el poste del brazo y salvar la movilidad, pero ya era demasiado tarde. El poste era muy pesado y le aplastó el brazo. Y entonces, se tomó la decisión final de amputarla. De lo contrario, concluyeron los miembros de Hatzalah, su vida estaría en peligro.
Al despertarse horas después en el hospital, Maya estaba visiblemente aturdida. Con la sensación de que su brazo todavía estaba allí, sentía internamente que estaba moviendo algo. Sin embargo, en realidad no era el caso.
Mientras permanecía en la cama, su padre se paró frente a ella. Y entonces comenzó a gritar. “¡Este es el Di-s en el que crees! Peleas con nosotros, sales de casa, cuidas Shabat, ¿y esto es lo que Él te hace? ¿Cómo entiendes esto? ¿Por qué te está haciendo esto Di-s?
Al escuchar esas rugientes palabras apenas momentos después de abrir los ojos, Maya estaba traumatizada pero a la vez preparada. Le respondió a su padre: "Papá, si entendiera todo lo que Hashem me hace en la vida, entonces yo sería Él. Sin embargo, el hecho es que no siempre entiendo lo que Él hace, y eso me muestra cuán perfecto es Él”. Al responder con palabras tan poderosas y honestas siendo como una mera niña de catorce años, Maya entendió que este evento en su vida fue, de alguna manera, para su bien. Era lo que Dios quería y ella lo aceptaría.
Años más tarde, Maya estaba ahora buscando casarse. Salía con muchos jóvenes, pero el tener un brazo de plástico no era demasiado bueno. A pesar de que era una chica dulce con una personalidad vibrante, encontrar su bashert era un proceso prolongado. Finalmente, sin embargo, tomó una decisión que comenzó un proceso que cambiaría su vida. Contactó a un miembro de Hatzalah que había ayudado a salvarle la vida años antes, y ella comenzó a vivir con su familia. Maya se convirtió en hermana de las otras niñas de la familia y ella misma en una hija para el hombre y su esposa, y poco a poco empezó a sentir que tenía un hogar y un sistema de apoyo. Todo lo que ahora esperaba era construir su propio hogar con una familia.
Y entonces llegó el día crucial. Mientras el hombre de Hatzalah que una vez le había salvado la vida se encontraba paseando, le presentaron a un joven brillante. Después de hablar con él un rato, comenzó a sentir que este era un posible partido para Maya. Y de hecho, después de conocerse un poco, Maya y el joven planeaban casarse.
Hoy, Maya vive felizmente con su esposo y su familia en Israel. Si no fuera por esa tarde de Shabat cuando ocurrió el incidente que cambió su vida, tal vez hoy estaría en un lugar muy diferente. Pero ahora, después de años de crecimiento espiritual, junto con las dificultades e infortunios, Maya es ahora una orgullosa mujer religiosa que cría hermosos hijos judíos.
Si bien Maya pudo haberse rendido y ceder bajo la presión muchas veces a lo largo de su camino ascendente en el judaísmo, se mantuvo firme en su dedicación hasta el final. A pesar del más debilitante de los reveses, salió adelante en la vida confiando en que Hashem la cuidaría a cada paso del camino. Y de hecho, lo hizo. La misma lección se debe aprender de tzaraat. Esas experiencias en la vida consideradas "aflicciones", de hecho deben tomarse como los momentos de mayor oportunidad para el crecimiento. Para Maya, esa tarde tan triste de Shabat se convirtió en el comienzo de un largo viaje que hoy ha dado increíbles dividendos para ella y su maravillosa familia.
Rabino Avi Matmon
Celebrando el matrimonio
חתן נותנין לו כל שבעת ימי המשתה
El Kohen no examina ni declara tzaraat en un novio durante sus siete días de celebración festiva (Moed Katan 7b)
En Parashat Tazria, leemos que alguien de quien se sospechaba que había sido afectado por la enfermedad espiritual de tzaraat debía abandonar el campamento judío y permanecer en cuarentena hasta una semana después, cuando el Kohen lo examinaría más a fondo. En el caso de que, de hecho, poseyera tzaraat, permanecía aislado hasta que la enfermedad desaparecía, y en ese momento se sometía a un proceso de purificación como se detalla en la parashá de la próxima semana.
Sin embargo, había una excepción a esta regla: un novio dentro de los siete días posteriores al matrimonio. Si bien la determinación de que la persona poseía tzaraat debía ser pronunciada por el Kohen, en caso de que se tratara de un novio, los Kohanim simplemente evitaban visitarlo. De esta manera, la condición del novio permanecía en suspenso hasta la finalización de sus siete días de festividades (Sheva Berajot) y solo entonces era examinado.
Esta forma de tratar al novio es particularmente intrigante. Siendo que una aflicción de tzaraat es un comportamiento negativo y es algo que podría afectar su futura relación, ¿por qué permitiríamos que los recién casados continúen con su celebración y su vida matrimonial antes de tratar el problema? ¿Por qué no exigimos que el novio permanezca aislado hasta que se arrepienta y mejore sus defectos de carácter? ¿Qué tiene de especial el período de Sheva Berajot que hace a un lado el procedimiento normal de investigar una posible metzora?
El concepto de matrimonio, conocido como Nisuin, es multifacético. Por un lado, la palabra "Nisuin" proviene de la palabra "Nasa", que significa llevar. La esencia del matrimonio es llevar la responsabilidad hacia el otro cónyuge y la familia. Uno debe enfrentar las cargas y preocupaciones de su familia y asegurar su bienestar y estabilidad. Al mismo tiempo, Nisuin también se relaciona con la palabra "Maseit", un regalo. Aparte de ser una tremenda responsabilidad, el matrimonio es sin duda el mejor regalo. Es un regalo que el esposo le da a la esposa, la esposa le da al esposo y Hashem les da a ambos.
Además, la experiencia del matrimonio es transformadora y edificante. Es algo que "Nasa’o" eleva y enaltece los corazones de los involucrados a niveles que no se pueden alcanzar de otra manera. Y, por último, enviste al esposo y la esposa en un estado prístino, similar a los Nesiim (príncipes), y los catapulta para siempre a niveles eufóricos que solo la institución del matrimonio puede ofrecer.
Por esta razón, bailamos alrededor del novio y la novia en reconocimiento de sus nuevos pasos hacia un proyecto transformador. "Cuentas con nosotros", les decimos, "y siempre estaremos allí para apoyarte en cada paso del camino". Ver una muestra tan magnífica de amor y calidez de tantos amigos y familiares aumenta la confianza del novio y la novia e intensifica grandemente su alegría.
El comportamiento antisocial a menudo se exhibe cuando uno no está contento consigo mismo. Al sentirse poco apreciado por la sociedad, uno se deprime y se encoge de forma aislada. A veces, tales sentimientos alienantes pueden incluso generar juicios negativos de los demás. Es por esta razón que en las muy incipientes etapas del matrimonio renunciamos a aislar a los novios de sus festividades y, en cambio, le permitimos continuar celebrando con sus amigos y familiares. La atención especial que el novio recibe durante sus Sheva Berajot eleva su espíritu y terapéuticamente brinda apoyo ante cualquier sentimiento de desánimo que pueda tener internamente. Por lo tanto, se espera que la presencia misma de otras personas que lo animan y le proporcionan palabras alentadoras, transforme su comportamiento y cambie su personalidad. Al hacerlo sentir importante y otorgarle confianza en sí mismo, se lo alentará a mejorar los defectos de su carácter y a enmendar sus caminos.
Desde el momento en que el novio y la novia regresan alegremente de la jupá y a través de los siguientes siete días de Sheva Berajot, se les transmiten acciones y palabras que expresan buena voluntad. Se les hace sentir valorados y estimados y se les recuerda que tienen una maravillosa vida por delante, llena de responsabilidad y satisfacción. Tras experimentar una ocasión tan feliz, es indudable que el novio se encontrará en una mejor posición para realizar la teshuvá.
Los jajamim, por lo tanto, vieron que el mejor antídoto para remediar el malestar de un novio, es de hecho, tener personas que lo rodean en lugar de secuestrarlo en aislamiento. Tal es el efecto transformador del apoyo social y el impacto de gran alcance que los emocionantes bailes y canciones pueden tener en las personas.
Sra. Chaya Newman
El hombre renacentista
Tanto mi lado de la familia como el lado de la familia de mi esposo incluyen algunas personas muy exitosas. Mi medio-hermano es abogado, piloto y funcionario de la NFL. Estaba acostumbrado a correr de arriba a abajo por el campo de fútbol, lanzar banderas y silbar a lo largo del juego cuando era necesario.
Cuando se acercaba la boda de mi hija, le dije que después de la jupá me gustaría que se pusiera su uniforme y bailara delante de mi futuro yerno. Como es habitual en las bodas judías, muchas personas intentan realizar varias actuaciones cortas entretenidas y agradables para regocijarse ante el novio y la novia. Al escucharme, mi hermano estuvo de acuerdo en hacerlo. Pero ese no era el único favor que tenía que pedirle.
Cuando llegó el día de la boda, el Rosh Yeshiva del novio, que estaba programado para ser el oficiante de la ceremonia, debía llegar de Israel. Dado que la familia estaba preocupada por los preparativos de la boda, no había nadie disponible para conducir hasta el aeropuerto y recogerlo. Y entonces llamé a mi hermano.
Al momento de pedirle que recogiera el Rosh Yeshiva, a lo que accedió, mi mente comenzó a imaginar lo que sería tener a un abogado, piloto y oficial de la NFL conduciendo un reputado Rosh Yeshiva. ¿De qué iban a hablar durante todo el viaje en auto? Venían de orígenes completamente diferentes; tendrían poco o nada en común. Habría un silencio absoluto en un viaje en auto que parecerá eterno. Dejando de lado ese pensamiento por el momento, le dije que buscara a un hombre con barba, sombrero negro, pantalón negro y camisa blanca. Baruch Hashem, fue capaz de localizar al Rosh Yeshiva.
Más tarde, cuando se acercaba la hora de la boda, mi hermano llegó al salón de fiestas. Me dijo: “El Rosh Yeshiva es un buen hombre; tuvimos una conversación tan interesante". Cuando escuché esas palabras, dejé escapar un suspiro de alivio y sonreí. Me emocionó que funcionara bien. No mucho tiempo después, el mismo Rosh Yeshiva entró en el salón también. Caminó hacia mí y me preguntó: "¿Es usted la señora Newman?". Sin estar segura de que una respuesta afirmativa sería para mi bien o para mi detrimento, dije vacilante: "Sí, esa soy yo". "¡Oh, señora Newman! ¡Su hermano es un hombre del Renacimiento, piloto, oficial de la NFL y abogado! ¡Qué individuo más exitoso!” Mientras continuaba alabando a mi hermano, me di cuenta de que el viaje en auto había sido bueno.
Después de que la jupá llegó a su conclusión, el baile iba a comenzar en algún momento. Mientras el novio y sus amigos comenzaron a bailar y divertirse, salió mi hermano. Estaba vestido con trajes de batalla completos. Los amigos de mi yerno quedaron desconcertados por el espectáculo de tal escena, coincidiendo en que era una de las mejores exhibiciones de alguien que se disfrazaba en una boda. Pero, como sabía, este no era mi hermano “disfrazado”, sino que era quien realmente es.
Cuando mi hermano entró en el círculo entre todos los hombres y bailó, pronto acercó al Rosh Yeshiva para que bailara. Pero entonces algo sucedió. Como suele ser el caso, el novio y la novia suelen beber un poco de agua de vez en cuando para descansar y recuperar el aliento. Pero esta vez, sin el conocimiento de todos los que bailaban, algo de agua se había derramado en el suelo.
Con mi hermano y Rosh Yeshiva bailando juntos, no pasó mucho tiempo antes de que Rosh Yeshiva se resbalara y cayera al suelo. A medida que se desarrollaba esta escena, nadie sabía qué hacer. El Rosh Yeshiva parecía estar bien, aunque tirado en el suelo. Pero mi hermano actuó como lo hace cualquier oficial típico de la NFL cuando un jugador cae al suelo después de ser atacado: sacó una bandera y sopló un silbato. Casi parecía que estaba oficiando en un partido de fútbol después de que un atleta ha caído al suelo.
Y entonces el Rosh Yeshiva se puso de pie. Él mismo tomó la bandera y comenzó a girarla y a bailar con mi hermano. Fue algo bello de presenciar.
Desde entonces, cuando el Rosh Yeshiva viaja a los Estados Unidos, hace el esfuerzo de llamar a mi hermano y llevarlo a almorzar. Nunca hubiera esperado que un estimado Rosh Yeshiva y mi hermano se acercaran tanto, pero como hermanos judíos, se unieron.
Si bien este Rosh Yeshiva y su abogado / piloto / oficial de fútbol parecen ostensiblemente dos personas muy diferentes con antecedentes muy diferentes, la verdad es que son muy parecidos. Su vestimenta puede mostrar diferencias, pero sus neshamot y sus sentimientos entrañables son los de los hermanos. Lo mismo es cierto de Klal Yisrael en la escala más grande. No importa lo que se ve por afuera, todos compartimos un Padre en el cielo común y hermosas neshamot en su interior. Nunca debemos sacar conclusiones acerca de los demás, calumniarnos o hablar negativamente de ellos o ver nuestras diferencias como razones para la división. De hecho, uniéndonos como hermanos y hermanas, tenemos razones más que suficientes para tomarnos de las manos y bailar hasta altas horas de la noche.
Un breve mensaje de
Dr. David Pelcovitz
La edición de julio de 2014 de la revista Science reveló los resultados de una serie de once estudios con personas de todas las edades. Al tenerlos sentados en una habitación completamente solo, sin teléfono celular y solo con sus pensamientos, muchos de ellos comenzaron a sentirse agitados. Habiendo mencionado que había una máquina de electrochoque disponible en la esquina, y si estaban aburridos, podían elegir recibir un shock levemente doloroso, el 62% de los hombres y el 25% de las mujeres lo hicieron. Las implicaciones de esta investigación proporcionan un comentario perspicaz sobre nuestra era. Las personas se sienten más cómodas haciendo que siendo. Y si no hay nada que hacer aparte de aplicarse un shock eléctrico, esa puede ser la opción preferida en lugar de relajarse con calma y simplemente pensar en la vida.
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