Parshat Ki Tisa Español
Compiled and Edited by Elan Perchik
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Parashat Ki Tisa Print Version |
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Rabino Mordejai Becher
Volviendo a casa
נצר חסד לאלפים
El preservador de la bondad por miles de generaciones... (Shemot 34: 7)
Un estudiante de la universidad de San Francisco decidió que haría un viaje por el mundo al terminar su carrera. Su primera parada fue Williamsburg, Nueva York. Mientras viajaba en el metro, se encontró con un judío jasídico por primera vez en su vida. Sin saber en qué parada debía bajar del metro, se dirigió al judío y le pidió ayuda.
Explicándole felizmente al joven a dónde ir, el jasid se presentó y le preguntó su nombre. Después de repetirle su nombre, el jasid comentó: "¿Entonces debes ser judío?" "No, no", intervino rápidamente el joven, "es solo un nombre ruso; mis padres son de Rusia, muchos nombres rusos suenan judíos, y muchos nombres judíos suenan rusos, pero yo no soy judío". "No lo creo", respondió el jasid," Sé que ese nombre es un nombre judío "Yo sé", insistió el joven, "no soy judío" manteniéndose firme en su opinión, el jasid le hizo un último intento. “Créeme, sé que eres judío. Mis padres vinieron de un pueblo pequeño y todos en ese pueblo eran judíos. Y tu apellido es de esa ciudad”. Al informarle el nombre de la ciudad, el joven pronto se dio cuenta de que, de hecho, tenía razón. De ahí procedían originalmente sus padres.
"Aquí está mi tarjeta de negocios", dijo el jasid. "Si alguna vez visitas Israel, ve a uno de estos lugares". El joven anotó en la tarjeta los nombres de dos yeshivot: Or-Sameaj y Aish HaTorah, la puso en el bolsillo de su abrigo y se olvidó de todo lo ocurrido.
Después de un tiempo, el joven decidió que le gustaría viajar a Israel. De gira por todo el país, finalmente llegó al el Kotel. Era invierno y llevaba puesto su abrigo. Mientras asimilaba la impresionante escena del Kotel, de pronto recibió un golpecito en el hombro. Era Rab Meir Schuster, un hombre conocido por su dedicado trabajo de divulgación. "¿Eres judío?", Preguntó R' Meir Schuster. "Esa es una pregunta interesante", respondió el joven. "Bueno, ¿te interesaría aprender sobre el judaísmo?" Al momento en que el joven iba a hablar para decirle: "No sé si estoy interesado", metió la mano en el bolsillo. Sintió un pedazo de papel, lo sacó y lo abrió. Vio el papel y le preguntó a Rab Schuster. "¿Alguna vez has oído hablar de Or Sameaj o Aish HaTorah?" "¿Alguna vez he oído hablar de esos lugares? ¡Por supuesto que sí!” E inmediatamente Rab Schuster llevó al muchacho a Or Sameaj.
El joven escucho algunas clases y le encantaron. Y de hecho, después de una seria consideración, decidió extender su estadía y aprender más sobre el judaísmo. Deseaba informar a su familia de su decisión, y llamó a su casa para decirles a sus padres que se quedaría un poco más de lo esperado.
Su padre cogió el teléfono. "¿Quieres quedarte en Israel? ¿Dónde estás? ¿En un kibutz?". "En realidad", dijo el joven, "estoy en una yeshiva". Desde el otro extremo de la línea, el joven escuchó un golpe. Su padre acababa de dejar caer el teléfono. Ahora al teléfono estaba su madre. “Escucha, ¿puedes volver a llamar más tarde? Tu padre no se siente muy bien en este momento.
Una hora después volvió a llamar, y otra vez contestó su padre. "No sé cómo te enteraste o quién te dijo que eres judío, pero no es demasiado tarde para olvidarlo. Nadie tiene que saberlo. Sé lo que significa ser judío. Viví la Segunda Guerra Mundial cuando era niño y fue horrible. Tu abuelo también experimentó pogroms. Te estoy haciendo un favor. No sé lo que estás pensando, pero deberías volver a casa ahora mismo y nunca más pensar en el judaísmo".
"Mira", el joven respiró profundo, "siento que tengo que seguir esto. Hay algo sobre el judaísmo que me llama, y siento una conexión. Sólo quiero conocer un poco más. "¿Sabes qué?", respondió el padre, "haz lo que quieras". Y entonces el joven decidió quedarse en la yeshiva.
Dos meses después, el muchacho recibió un paquete de sus padres en el correo. Era un libro en hebreo con una nota pegada en la parte superior que decía: “Esta es la última reliquia judía que tenemos en la casa. Puedes quedártelo, es un alivio deshacernos de él”. Al abrir el libro, el chico no podía entender una palabra. Pero deseaba ansiosamente descubrir exactamente qué tipo de reliquia tenía. Al acercarse a uno de sus rabinos, le pidió que le explicara de qué se trataba el libro.
Cuando el rabino abrió la portada del libro y miró el nombre del autor, se sorprendió. El nombre impreso en el interior era el mismo nombre de este joven. Al decirle el nombre del autor, el muchacho pronto se dio cuenta de que el libro fue escrito por su bisabuelo.
Al seguir examinando el libro, el rabino se dirigió a la introducción. Y así, comenzó a leer las palabras del bisabuelo del joven: “No soy un gran erudito ni escribo este libro por fama o dinero. Estoy escribiendo este libro porque veo los vientos de cambio soplando a través de Rusia. No sé si mis hijos serán religiosos o si mis nietos se identificarán como judíos. No sé si mis bisnietos sabrán que son judíos. Pero estoy escribiendo esto para que si uno de ellos encuentra el camino de regreso a casa, sabrá de dónde vino".
Seguramente el bisabuelo del chico estaría feliz de saber que su bisnieto ahora está más que consciente de su herencia y está practicando el judaísmo como judío observador.
A menudo podemos encontrarnos con uno de nuestros hermanos o hermanas que están vagando y buscando su camino de regreso a casa. Es posible que hayan perdido el interés por la religión por no encontrar un significado en el judaísmo con el que fueron educados, o tal vez simplemente no tengan una educación básica de la Torá. Pero, en un intento de devolverlos a su Padre Celestial, debemos abrazarlos y mostrarles la belleza de vivir un estilo de vida de Torá. Y a veces, para nuestra sorpresa, podemos encontrarnos reconectando a alguien que ya está más cerca de lo que pensábamos.
Rebetzin Miriam Krohn
Lidiando con el Plan B
ויאמר ד 'אל משה פסל לך שני לחת אבנים כראשנים ... אשר שברת
Y Hashem le dijo a Moshe: "Toma dos tablas de piedra como las primeras... que rompiste (Shemot 34: 1)
Todos tenemos una idea clara de cómo nos gustaría que fuera nuestra vida. Nos gustaría tener un lindo hogar, un automóvil confiable, una buena parnasa, una familia estable y satisfacciones de nuestros hijos. Nuestro único deseo es que Hashem nos colme de bendición y felicidad. Pero la realidad de la vida no siempre es lo que deseamos. Hay decepciones, desafíos y altibajos cada día.
Algunos desafíos son pequeños y bastante fáciles de manejar, pero también hay otros grandes y difíciles de enfrentar. ¿Cómo debemos afrontar esas dificultades?
Mi hijo y mi nuera después de vivir en Israel durante nueve años, decidieron volver a Estados Unidos. Ella era artista y pensando nostálgicamente acerca de la belleza de la vida en Eretz Israel, que pronto dejarían, en un momento de inspiración sacó las pinturas y comenzó a pintar una hermosa imagen de Yerushalaim. Cuando ya estaba cerca de acabar, unas gotas de pintura cayeron accidentalmente a la esquina inferior derecha del cuadro. Al tratar de remover la mancha, solo la empeoró.
Ahora, con una mancha que no se desprendería, mi nuera pensó: "Esto tenía que pasar. La mancha está ahí y refleja mis sentimientos sinceros por Eretz Israel”. Después de todo, una pequeña mancha no iba a arruinar toda la obra maestra.
Llevó el cuadro a una marquetería, y cuando pasó a recogerlo, dirigió la vista inmediatamente a la esquina inferior derecha donde estaba la mancha. Y para su sorpresa, ya no había mancha, sino una etiqueta. Se acercó al dueño de la tienda. "¿Sabrá por causalidad por qué hay una etiqueta en mi pintura?" "Sí lo sé", respondió el hombre. "Había una mancha que cubrí con una etiqueta". "Lo siento mucho", respondió mi nuera, “pero ¿puede por favor abrir el marco? No puede poner una etiqueta en una pintura. Yo sé que tenía una mancha y se lo entregué a usted conscientemente de ello”.
Cuando el propietario desatornilló el marco y sacó la etiqueta, mi nuera estaba más sorprendida. Debajo de la pegatina había un agujero. "¿Qué es esto?" "Bueno, cuando vi la mancha, traté de eliminarlo con acetona. Pero en lugar de mejorar la mancha, de hecho le hice un agujero. Por eso lo tapé con una estampa”.
Al escuchar cómo alguien había tomado el asunto en sus propias manos y estropeó más el cuadro, mi nuera estaba comprensiblemente molesta. Pero, ejercitando el autocontrol, no dijo nada. Ella simplemente le dijo que pusiera la calcomanía y volviera a enmarcar el cuadro. Y con eso, volvió a casa.
Por supuesto, cuando regresó a casa, le expresó su frustración a su marido. "¿Es que no está sobreentendido que nunca se puede mejorar el trabajo de un artista? Cada artista protege lo que ha creado. ¡Nunca se puede alterar una pintura que está terminada!
Mirando a mi nuera, mi hijo le dijo: "Ahora entiendo lo que quería decir Janah cuando dijo después de dar a luz a Shmuel," אין צור כאלקינו "-" No hay una roca como Hashem. Jajamim, basándose en el uso que hace el Pasuk de la palabra tzur (roca, refiriéndose a Hashem) que se relaciona lingüísticamente con tzayar (artista), interpretan esta frase como "אין צייר כאלקינו" - "No hay un artista como Hashem". Lo que Janah quiso decir es que ningún ser humano puede mejorar la obra de arte de Di-s. No podemos mejorar cómo debe ser el mundo y qué quiere Hashem para nosotros. Hashem desea que crezcamos a partir de nuestros desafíos, hagamos frente a nuestras desgracias y nos ayudemos mutuamente a superar las dificultades. El mundo artístico de Hashem es hermoso. No podemos de ninguna manera mejorarlo. Todo lo que debemos hacer es aprender a lidiar con lo que la vida nos ofrece y aceptarlo".
Cuando las cosas no salen como lo esperamos, debemos darnos cuenta de que es la voluntad de Hashem. Como parte del mundo de Di-s, las expectativas y los planes no siempre irán tan bien como deseamos. Habrá una serie de obstáculos difíciles en el camino. Sin embargo, debemos ser realistas y aprender a hacerles frente con el Plan B. Si a su esposa se le olvidó encender el horno a las cinco en punto y llega a su casa y no hay nada cocinándose, cambie al Plan B. Quizás pueda poner la comida en el microondas. Parte del paquete de nuestra vida en este mundo es enfrentar obstáculos en el camino y aprender a manejarlos.
De la misma manera los Jajamim explicaron la expresión “תחלתו קוצים וסופו מישור” - “El principio es espinas, pero el final es una sola llanura” (Kohelet Rabah 1:35). A menudo en la vida, el comienzo de un esfuerzo o experiencia está cargado de negatividad y dolor. Es solo al final de cuentas, después de que todo ha pasado, que el camino se ve recto. Solo entonces podemos mirar hacia atrás en retrospectiva y quizás darle un poco de sentido a todo lo que pasó. A eso se refería David Hamelej cuando dijo: "רבות מחשבות בלב איש ועצת ד 'היא תקום" - "Hay muchos pensamientos en el corazón del hombre, pero el consejo de Hashem prevalecerá". En última instancia, lo que Hashem desea que suceda sucederá. Si bien podemos diseñar todo tipo de planes, el plan global de Hashem se destaca por encima de todo. A esto se alude a la última palabra del Pasuk, "תקום", abreviado de, "תחלתו קוצים וסופו מישור". El plan que Hashem pone en práctica a veces nos parece negativo al principio y solo resulta positivo al final. Pero debemos permanecer firmes en nuestra fe de que Hashem nunca nos abandona.
Recuerdo que una vez leí la siguiente historia, contada por una mujer que hablaba con padres de niños con discapacidades:
Mi esposo y yo estábamos esperando unas vacaciones. Habiendo planeado con meses de anticipación, hicimos todos los arreglos necesarios para visitar Italia. Compramos mapas y guías de viaje, e incluso aprendimos un poco de italiano; nos preparamos con entusiasmo para el viaje de nuestros sueños. Hasta que llegó el día.
Abordamos el avión, tomamos cómodamente nuestros asientos y el vuelo transcurrió sin incidentes. Pero cuando el avión aterrizó, nos llevamos una sorpresa. El comisario de la aerolínea tomó el micrófono y dijo: "Damas y caballeros, bienvenidos a Holanda". Nos miramos, seguros de que habían cometido un error. "¿Holanda? ¿No vamos a Holanda? ¡Nosotros vamos a Italia!". Llamamos a la azafata, y le dije:" Creo que ha habido un malentendido. No vamos a Holanda; nosotros vamos a Italia". Mirándome, el administrador dijo: "Señora, lo siento, pero ha habido un cambio de planes de vuelo. Hemos aterrizado en Holanda, y aquí nos quedaremos”.
La mujer que relataba esta historia continuó: “He vivido este viaje en la vida real de una manera diferente. Después de gestar a mi bebé durante nueve meses, me llené de alegría cuando finalmente llegó el día. Pero luego el médico entró en la habitación y me dijo: "Su hijo tiene discapacidades". "No, no", le dije, "usted no entiende. Este es el niño con el que voy a disfrutar de la vida, a crecer juntos, a viajar juntos a diferentes lugares, a aprender sobre la vida y a tener satisfacciones de él. Creo que hay un error "."Señora", dijo el doctor, "ha habido un cambio de planes. Este es su hijo; pero el niño tiene discapacidades".
“Cuando a mi esposo y a mí nos informaron que aterrizamos en Holanda, tomamos los mapas, las guías y el italiano que habíamos aprendido y lo pusimos a un lado. ¿Pero saben qué? Holanda también estaba bien. Había hermosos tulipanes por todas partes, los canales eran lindos, el clima era magnífico, la gente era encantadora y el aire era fresco. Holanda no estuvo tan mal después de todo".
Al concluir su discurso, la mujer dijo: “Estos son nuestros hijos. ¿Pero saben qué? Mi hijo con todas sus discapacidades se convirtió en el niño del que estoy orgullosa. Estoy creciendo junto con él, disfrutando de criarlo, aprendiendo sobre la vida y obteniendo muchas alegrías de él".
La vida se trata de aprender las habilidades para cambiar con resiliencia al Plan B y ver el panorama general. Si bien todos esperamos que nuestros desafíos sean pequeños, a veces son grandes. Pero a pesar de toda la angustia, con el apoyo de Hashem, ciertamente podemos superar los desafíos que enfrentamos y crecer positivamente a partir de ellos.
De manera similar a como Moshe Rabbeinu rompió las primeras tablas y pasó a elaborar las segundas, muchas veces debemos hacer lo mismo en nuestras propias vidas. Cuando las cosas no se resuelven la primera vez como lo anticipamos y nos enfrentamos a un problema preocupante, nuestro próximo paso debe ser el Plan B. En lugar de permitirnos ser contrarrestados y obstaculizados por nuestras experiencias, sería más sabio crear un nuevo plan y solo seguir adelante, hacia una vida mejor y más fuerte.
Un Mensaje corto de la
Sra. Chevi Garfinkel
Recuerdo que una vez le pregunté a una chica que asistía regularmente a mis clases: "¿No crees que siempre me repito a mí misma?" "Sí, todo el tiempo", dijo. "Entonces, ¿por qué sigues volviendo?", le pregunté. Y ella dijo palabras tan brillantes que nunca olvidaré. "No vengo a escuchar algo nuevo; vengo a escuchar algo verdadero".
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